- Esfuérzate siempre en distinguir lo esencial de lo accesorio y atender realmente a lo primero.
- Determina cuál es tu mejor método de trabajo.
- Pon orden, en cuanto tu eficacia personal y tu rendimiento se vean aumentados.
- No seas apático(a). Conserva el espíritu vivo y abierto, y así podrás adaptarte a las circunstancias cambiantes de la vida, de la actividad del propio trabajo y de la institución.
- Estate satisfecha(o) físicamente. Mantén tu forma y equilibrio psíquico.
- No nos aburramos de nosotros mismos. Escapa de la rutina, pereza y ceguera intelectual.
- Evita la agitación y la sobre excitación que turban el espíritu, trastornan la salud, alternan la moral y perjudican el rendimiento.
- Que tu espacio sea sólo tuyo. Tu ambiente laboral debe ser alumbrado, ventilado, y protegido del frío.
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